Eso es lo que los antiguos llamaban destino, y todos los héroes deben someterse a él. No hay elección, y si hay que hacer algo, es lo único que no deja elección. Pero detesta reconocerlo. Lucha contra ello, lo rechaza, siente náuseas. Pero eso es sólo porque ya lo sabe, y luchar contra ello es haberlo aceptado ya. Desear decir no es ya haber dicho si. Y cede gradualmente, rindiéndose al fin a la necesidad de lo que ha de hacer. Pero eso no quiere decir que no sienta miedo.
A partir de ese momento, hay una sola palabra que hable de él, y esa palabra es miedo.
-Paul Auster
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